El buque de la Guardia Costera de Estados Unidos USCGC Stone
inició el lunes su despliegue en el Atlántico Sur en el marco de una operación
para “contrarrestar la pesca ilegal, no regulada y no declarada”, según
informaron las autoridades norteamericanas.
“El despliegue de varios meses marca la primera patrulla del
Servicio de Guardacostas a América del Sur de la que se tenga memoria
recientemente y contará con asociados en Guyana, Brasil, Uruguay, Argentina y
Portugal. El guardacostas también embarcó a un observador de la marina portuguesa”,
según informa el portal G Captain.
La nave proporcionará presencia y apoyará los objetivos de
seguridad nacional en todo el Atlántico, en el marco de la llamada “Operación
Cruz del Sur”, que se llevará a cabo conjuntamente con el Comando Sur de Estados
Unidos, encargado de gestionar las operaciones en América Central y del Sur.
El USCGC Stone, un buque cutter de la clase Legend y de
código WMSL 758, partió de Pascagoula, Mississippi, el 22 de diciembre y el 27
se encontraba realizando ejercicios en el sur de la Florida. Un día después
inició formalmente la travesía hacia el Atlántico Sur, de acuerdo a la cuenta
oficial en Twitter de la Guardia Costera.
Las autoridades señalaron que estos esfuerzos tienen como fin
“garantizar que el hemisferio occidental sea seguro, libre y próspero” ante las
crecientes actividades ilícitas en aguas del Atlántico.
El portal señala que en 2018 el valor de la producción
pesquera mundial fue de 401.000 millones de dólares, y se estima que se pierden
decenas de miles de millones de dólares cada año como consecuencia de la pesca
ilegal.
En septiembre de 2020, el Servicio de Guardacostas publicó la
Perspectiva Estratégica sobre la Pesca Ilegal, No Reglamentada y No Declarada
(INDNR, por sus siglas en inglés), en la que se reafirmó el compromiso de la
Guardia Costera “con la seguridad marítima mundial, la estabilidad regional y
la prosperidad económica”.
“El Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos está
comprometido con la protección de los recursos marinos vivos”, aseguró el
vicealmirante Steven Poulin, comandante del Servicio de Guardacostas de Estados
Unidos en la Zona Atlántica.
“La pesca ilegal amenaza la salud de las poblaciones de peces
e impacta negativamente en aquellos que siguen las normas globales y las leyes
nacionales. Este es un problema global, y la pesca ilegal es un problema
demasiado grande para cualquier nación. Sólo si trabajamos juntos podremos
proteger los medios de vida, asegurar que los puertos sigan siendo
económicamente productivos y apoyar la industria pesquera sostenible”, agregó.
El buque Stone es de los más avanzados tecnológicamente de la
flota de la Guardia Costera estadounidense. Tiene una eslora de 127 metros, con
una manga de 16 metros, y desplaza 4.500 toneladas con una carga completa.
Además, cuenta con una velocidad máxima de 28 nudos (61 kilómetros por hora),
un alcance de 12.000 millas (19.000 kilómetros), una resistencia de 60 días y
una tripulación de alrededor de 120.
Si bien la Guardia Costera no apuntó contra ninguna nación en
particular, este año creció la preocupación en América Latina ante la creciente
presencia de pesqueros chinos. El pasado mes de octubre, en una columna para el
periódico estadounidense Newsmax, Evan Ellis, un analista y profesor asociado
de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la
Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, advirtió sobre la
presencia de estas naves en aguas profundas de la región.
Ellis alertó de las acciones depredadoras de la flota
pesquera de aguas profundas de China y denunció que sus acciones violan las
aguas soberanas de América Latina porque roban peces y diezman especies
enteras. También mencionó la “continua negativa” del régimen chino a reconocer
esos abusos y a estar a la altura de su responsabilidad en virtud del derecho
internacional para ponerles fin.
Días atrás, medios brasileños informaron que la gigantesca
flota de pesqueros chinos ha cruzado del Océano Pacífico al Atlántico Sur y
generado preocupación en autoridades argentinas por su cercanía a la zona
económica exclusiva del país.
En los últimos meses, países como Ecuador, Perú y Chile
también sufrieron el acoso de los pesqueros chinos.
Las actividades de los pesqueros chinos se desarrollan en
todo el planeta. En total son 17 mil los que navegan en busca de recursos
naturales. El pasado 16 de julio, la Marina ecuatoriana emitió una alerta en la
que declaraba que una flota extranjera de unos 260 barcos se había estacionado
justo frente a la zona económica exclusiva (ZEE) alrededor de Islas Galápagos,
que son Patrimonio de la Humanidad y cuentan con uno de los ecosistemas más
ricos en biodiversidad del mundo. Tras exprimir la temporada de pesca de
calamar en ese territorio, las embarcaciones repitieron la fórmula en
territorios de Perú y Chile, que también observaron la depredación sin poder
impedirla.
La demanda del mercado chino sobre estos moluscos es tan alta
que muchos analistas consideran que en los próximos años también podría verse
la llegada de navíos militares que realicen actos de presencia o protección de
las embarcaciones pesqueras.